viernes, 20 de febrero de 2009

LUMBALGIA


Son las cuatro y cinco de la madrugada y llevo más de una hora despierta. ¿El motivo? Pues que Touriño no me deja dormir. Me explicaré mejor no vaya a ser que alguno crea que comparto cama y vete a saber que más con el Presidente de la Comunidad Autónoma de Galicia. Los expertos recomiendan cambiar de colchón al menos, cada diez años. Si por mi fuera, ahora mismo me iba a IKEA y me compraba uno pero teniendo en cuenta el estado de mi cuenta corriente, mejor me quedo con el que tengo y sigo sufriendo en silencio aunque cada vez me parezca más a Rigoletto. Sin embargo, a Touriño si le llega la pasta. La reforma de su despacho, teniendo en cuenta el importe, parece la del Salón de Espejos del Palacio de Versalles, por no hablar de las sillas que ha comprado para él y los miembros y miembras de su gobierno, a 2.268 € la unidad. Esto es, 38.556 € en sillas. ¿Cuántos españoles podríamos cambiar de colchón si dispusiésemos de esta cantidad? Pues unos cuantos.
También me acuerdo de Touriño, o para ser más exactos, de su madre, cuando mi espalda tiene que soportar todos los días, dos horas de autobús y sus asientos torturadores. El tío tiene cuatro coches blindados de alta gama, habiendo costado el último, veinte millones de pesetas más que el de Obama. Doy por hecho que la protección es directamente proporcional al peligro y comprendo lo del Presidente de Estados Unidos ya que es objetivo de terroristas islámicos, miembros y miembras del Kukuxklan, orates en general y davinianos varios pero a este reyezuelo de taifas, ¿quién se lo quiere cargar? ¿las mariscadoras? ¿los percebeiros? ¿los gaiteiros?. Y volvemos a la misma cuestión, dividiendo el importe, no solo de los cuatro coches de Touriño, sino de todos los coches de los presidentes de comunidades autónomas, consejeros, consellers, viceconsejeros, viceconselleres y todos los demás cargos vampirescos del asunto autonómico, ¿cuántos españoles nos podríamos comprar coche? Pues unos cuantos también.
Pero calculen, no solo el importe de los coches (por cierto, en España hay más coches oficiales que en EE.UU.), sino los gastos de representación, viajes, asesores, sedes, teléfonos, traductores y festejos que nos cuestan a los españoles las comunidades autónomas y verán los colchones que nos podemos comprar. De pluma de somormujo.

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