domingo, 11 de noviembre de 2007

UN PASITO "PALANTE" MARIA, UN PASITO "PATRÁS"


El cantante puertorriqueño Ricky Martin, ha defendido el uso del español en una entrega de premios de gran difusión mediática. Martin ha declarado: “No debemos dejar de hablar español. Tenemos que aprender inglés, pero el español es nuestra lengua”. Con un par.
Al otro lado del Atlántico, Jordi Pujol, que dicho sea de paso, se parece a Ricky Martin lo mismo que una lanzadera espacial a la “baticao”, ha denunciado que varios catalanes han sido obligados a apearse de taxis en Madrid cuando el taxista les ha escuchado hablar en catalán por el móvil. Pujol cree que estos hechos, son debidos a la campaña anticatalanista urdida a lo largo de los años por los diferentes gobiernos españoles, y anima a los catalanes agraviados a no bajarse, ni del burro, ni del taxi, y pedir el número de licencia del taxista y armar la marimorena. Lo que no tengo claro es, de si les exhorta a protestar en castellano o en catalán.
Los nacionalistas, vascos, catalanes o gallegos, están muy malcriados y consentidos. A Pujol le parece mal que un par de taxistas madrileños reaccionen de esa forma tan “anticatalanista”. Bien, pues yo, hace unos años, tuve que emplear la lengua de Shakespeare en un comercio de Barcelona porque la dependienta se negó a atenderme en castellano y no por ello me sentí agraviada. Simplemente pensé que la dependienta era oligofrénica, maleducada y que probablemente, sus padres eran de Úbeda pero, agraviada, lo que se dice agraviada, no me sentí.
Si a un niño de esos, que todos hemos visto frente al escaparate de una tienda de golosinas, gritando como si estuviese poseído por el diablo, el clásico “¡cómprameeeeeee ¡”, su sufrida madre le respondiera con un “no” tajante y le diera un azote si persiste en la actitud, el niño no volverá a representar la escena, pero si la madre entra en la tienda, le compra al angelito todas las chucherias que a este se le antoja, le deja que se las coma y cuando llegan a casa, le permite que no se coma el puré de espinacas porqué el niño está que revienta después de engullir quince “bollicaos”, el churumbel utilizará la misma estrategia cada vez que quiera algo. Y con quince años, estrellará la cabeza de su padre contra el televisor porque no le ha querido dejar las llaves del coche para ir a comprar una cocacola al Carrefur –doy por hecho que a la madre ya se la cargó con doce años porqué no le regaló el último modelo de play-station-
Esto es lo que ha ocurrido con los periféricos. Se les ha dado, no solo lo que han pedido, sino más. Policías autónomas, archivo de Salamanca, gallescolas, tela marinera; todo para que el niño no patalee porque no queremos ser “padres” autoritarios y que el niño nos salga cohibido y además, ¡ que coño ¡, les corresponde por derecho ya que ellos tienen lenguajes hablados desde la prehistoria, errehaches distintos al resto y una historia y una cultura que en nada tiene que ver con la nuestra, pueblerina y paupérrima.
Así que el tonto de Rovira se ofende porqué le llaman José Luis, cuando debería darse con un canto en los dientes porqué, salvo a sus acólitos, lo que nos gustaría llamarle al resto, no es precisamente José Luis, pero no es cuestión de mentar a las madres.
El Gobierno “Dasco” prepara un ingenioso plan para obligar a los comerciantes, previo cursillo, a utilizar el euskera en sus comercios. Debe ser que el hecho de que tengan que pagar el impuesto revolucionario les parece poca presión. ANV ha solicitado un referéndum para que Castro Urdiales se anexione al País Vasco. Suma y sigue. Pero tranquilos que ya queda poco. Poco que pedir, quiero decir porque no se me ocurre que más se les puede dar, salvo un beso a tornillo.
Y nadie hace nada para cortar esta sangría, no vaya a ser que las criaturas se ofendan.
Si Rajoy gana las elecciones, ¿será capaz de darle unos azotes al niño o el niño acabará comiéndose los bollicaos, a Mariano y al lucero del alba?

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