domingo, 30 de septiembre de 2007

UN PAR DE HOSTIAS


No lo digo yo, lo dice San Ulpiano: “La justicia es la voluntad constante y permanente de dar a cada uno lo suyo”. Pues yo siento, constante y permanentemente, la necesidad de darle dos hostias a Ibarreche. No dos tortas, tres sopapos o un cachete sino dos hostias y además, bien dadas. Es lo suyo. Y me quedaba tan a gusto. Seguro que si Sarkozy tuviera un “ibarreche” ya se las hubiera dado. Pero, lamentablemente, Zapatero no es Sarkozy. Zapatero es un
Presidente de gobierno abyecto, traidor y tonto del culo que ríe las gracias de reyezuelos de taifas tan tontos como él.
Y así va todo como va. En cualquier país del mundo, en el más civilizado, un terrorista que está siendo juzgado por amenazas terroristas como esa alimaña de Iñaki Bilbao, hubiera atravesado el cristal blindado del par de hostias que le hubieran soltado los policías que le vigilan ante el más mínimo desacato. Aquí no, Bilbao le ha dicho al presidente del tribunal que lo juzga, que le va a pegar siete tiros y le va a arrancar la piel a tiras y le ha llamado además “fascista, enano mental, parásito y cerdo”, entre otras lindezas. Corrijamos: fascistas son ellos, los etarras, los nacionalistas que tienen conculcadas las libertades de los ciudadanos mientras cuentan al mundo que están invadidos, los que imponen su ideario político con bombas lapa y tiros en la nuca. Enano mental era Sabino Arana, un tipo oligofrénico, misógino, orate, paranoico y racista, que se creía elegido por Dios para salvar al pueblo vasco de su cautiverio y que es el padre del nacionalismo vasco. Parásito es Iñaki Bilbao porque su estancia en la cárcel se la pagamos todos los españoles y parásitos son todos ellos porque viven del impuesto revolucionario de miles de honrados comerciantes y de las subvenciones que les regala el Gobierno vasco. Cerdos son los miembros de Herri Batasuna y partidos catalanes y gallegos afines, porque aparecen en sus comparecencias públicas con la ropa sucia, sin peinarse y con el aspecto de no haber tocado una pastilla de jabón hace semanas.
Los siete tiros que desea pegarle al juez no deseo que se los peguen a él. Yo no tengo potestad para disponer de una vida humana aunque sea la de esta alimaña pero deseo que el tiempo que le quede de vida lo pase en la cárcel junto a sus compañeros de armas, pero no cerca de casa para que su madre le lleve el marmitako calentito sino en Las Chafarinas (es una lástima que ya no tengamos Guam). Es mucho más que lo que él concedió a sus victimas.
Y ahora, a aguantarse con el tonto de Ibarreche porque quiere hacer un referéndum. Pero tranquilos, que primero tendrá que escuchar al tonto de Zapatero. Lo que yo digo, un par de hostias.

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