martes, 17 de abril de 2007

VASCOS


Todos hemos oído hablar a los nacionalistas vascos de “imperialismo español”. La paradoja se produce cuando comprendemos el tono despectivo y el odio con el que utilizan este término. Los historiadores hablan del Imperio español para referirse a un periodo de la historia de España enmarcado en la Edad Moderna durante el reinado de la dinastía de los Austrias y que tiene como punto de máximo esplendor los reinados de Carlos I y Felipe II.
Marinos y exploradores españoles se lanzaron a descubrir y colonizar tierras hasta la fecha desconocidas movidos por la sed de aventuras, la búsqueda de riquezas o el deseo de evangelizar a los indígenas de aquellos territorios. Mientras, los Viejos Tercios se convertían en la columna vertebral de la hegemonía militar española en Europa siendo considerados durante mucho tiempo la mejor infantería del mundo. Con más valor que medios y con un sentido del honor que para sí lo hubieran querido los Francis Drake de turno, sus hazañas se reflejan desde entonces en los libros de historia.
Nombremos a algunos de ellos:
Miguel López de Legazpi, conquistador de Filipinas y fundador de Manila; Juan de Garay, que exploró el río Paraná y fundó entre otras, las ciudades de Santa Fé y Buenos Aires en su segunda fundación; Juan de Urbieta, soldado de infantería que alcanzó fama y notoriedad por haber hecho prisionero al rey Francisco I de Francia en la Batalla de Pavía; Andrés de Urdaneta, cosmógrafo, marino y explorador, famoso por descubrir y documentar una ruta a través del Océano Pacífico, conocida como Ruta Urdaneta o Tornaviaje; Juan Sebastián Elcano, quien participó en la primera expedición que dio la vuelta al mundo y capitaneó su parte final, consiguiendo regresar a Sanlucar de Barrameda junto con otros diecisiete supervivientes, entre ellos, Juan de Zubileta, marinero de La Victoria nacido en Baracaldo y Juan de Acurio, piloto de Bermeo.

Si nos adentramos en el siglo XVIII, encontramos a Bruno de Heceta y Dudagoitia, oficial naval nacido en Bilbao que exploró la costa estadounidense del Océano Pacífico y a quien podemos englobar dentro del denominado grupo de “marinos científicos vascos” junto con Antonio de Gaztañeta, Juan Francisco Aguirre, Andrés Oyarvide, Domingo Boenechea o José de Mazarredo. Y si comenzamos con el siglo XIX nos encontramos al almirante Cosme Churruca en la Batalla de Trafalgar junto a Ignacio María de Álava, José Gardoqui, Francisco de Moyua e Ignacio de Olaeta.
Todos ellos tienen algo en común además del valor: son vascos. Su aportación a España, su compromiso y su patriotismo están fuera de toda duda.

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